De Cómo Rigo Tovar se Fue a la Costa Azul, Forever…

By Jorge LealFebruary 12, 2008AB's Top Music News

Rigo TovarRigo Tovar, el cantante mexicano más popular y barrio de los años 80, tuvo una existencia digna de estrella de rock. Su inesperado éxito lo llevo a subirse al carrito del “roller coaster” del exceso y éste a su vez lo transportó a un final de cliché: después de haber amasado fama y fortuna, Rigo terminó sus días ciego, viviendo dentro de un cuchitril en el D.F. y en pleno olvido.

Y ¿de quién fue la culpa?

Pero, ésto no fue porque el “showbiz” se olvidara de él, sino que la mente de Rigo hace rato que no aterrizaba por estos lares. Rigo daba más que hablar por las intrigas y forcejeos familiares entre sus mujeres, que por sus canciones, ésas que lo hicieron el ídolo de las multitudes, atestiguando que efectivamente, Rigo era amor, mucho amor repartido that is!.

Remontándonos a entonces, y aunque no nos parezca, el tipo era carita y bien “smooth” con las “ladies”. Y prueba de éso es que proceó un titipuchal de hijos y dejó suficientes mujeres que tristemente ahora parece que están más ocupadas en colarse a ser panelistas en el show de la “señorita Laura” que en preservar el también prolífico legado musical de Rigo.

Pero, vamos a lo que nos interesa. Rigo murió el domingo 27 de marzo de una insuficiencia renal. Una de esas aflicciones que acechan a los aficionados a la mezclas de brebajes etílicos.

Pero Rigo era mucho más que amor. Fue en este país que creyó en él y aunque estuviera de “waiter” en alguna ciudad de Texas, Rigo se tuvo fe y comenzó a cantar. Su singular timbre de voz y su tino en interpretar temas con jocosas letras, lo catapultaron a convertirse en el ídolo del pueblo que hizo bailar a México durante esos inciertos años 80's.

A Rigo Tovar se le cataloga como el padre del género grupero, pero su influencia va mucho más allá. Sus cumbias aderezadas con el rock ácido de la era, delatan los gustos de Rigo, quien convocaba multitudes y que a pesar de no parecerse en nada a Luis Miguel -o a algún galán de la época-, fue requerido para protagonizar varias películas, en donde la trama era lo de menos, lo importante era llenar las pantallas de los cines barriales con la cara de Rigo.

Eso no es todo…

Rigo Tovar no solamente era considerado un prodigio musical. Además, fue estudioso de la metafísica, mentalismo y un esotérico mayor. Sus ídolos musicales eran exponentes de Rock Metálico: nada menos que Scorpions, Ted Nugent y Ozzy Osborne.

Por eso, no es de sorprender que las nuevas generaciones de rockeros hagan versiones de sus temas, que reinvindiquen su imagen o, en el caso del proyecto Silverio -los ex-Titán-, hasta hagan un “spoof” del fenómeno que supuso Rigo.

Previo a ser el Rigo que todos conocimos, hizo de todo para ganarse la papa. Su posible descubrimiento se dio cuando trabajaba como camarero en un bar de Houston, en donde después de que le dieron la oportunidad de cantar, formó un trío musical que tuvo gran éxito. De manera casi instantánea, llamó la atención de propios y extraños.

Conforme pasaba el tiempo, el trío de Rigo Tovar fue tomando más fuerza, amenizaban reuniones pequeñas y fiestas, y cuando se decide a formar un grupo, le empiezan a llover toda clase de contratos para que cantara en bailes donde el volumen de asistentes era mucho mayor.

Rigo entonces hace un “demo” que empieza a enviar a las estaciones de radio para que pudiesen tocar su música. Eso fue en su natal Matamoros, Tamaulipas México. En esta grabación se incluye la canción que sería su gran éxito, “Mi Matamoros querido”. Este material discográfico llegó a manos de un vendedor de otra compañía, Discos y Cartuchos de México (DCM), que se lo envió al director de ésta y quien a raíz de éso le extiende un contrato de distribución por tres mil dólares, ¡una verdadera fortuna para aquella época!.

Con ésta compañía Rigo se lanza a la escena mexicana como “Rigo Tovar y su Conjunto Costa Azul”. El éxito que tuvo esta agrupación fue tal que destacó por encima de otros como Los Terrícolas, La Rondalla de Saltillo y otras agrupaciones musicales. Durante ese mismo año cuando grabó su primer disco, recibe un disco de oro en la Ciudad de México (el primero de varios más), que en aquel entonces se le otorgó por la venta de 300 mil discos de ¨Lamento de Amor¨ y otro por ¨Cuando tu Cariño¨. Con ésto quedó demostrado, que era muy bien aceptado por el respetable público que la cumbia tuviera ciertos toques de Rock and Roll, quienes no se extrañaron al escuchar esta rara mezcla musical.

Rigo Tovar, con su melena debajo de los hombros, sus lentes tipo aviador, sus movimientos roqueros con brincos estrafalarios y su personalidad tan carismática, hacía que la gente pusiera atención a cada movimiento que ejecutaba este verdadero ídolo del “populacho”(como los “snobs” calificaban al gran público obrero). Constantemente en donde tocaba, se tenía que dar el clásico portazo -al más puro estilo de concierto de El Tri-. La gente se abalanzaba para poder verlo y tocarlo, sus admiradoras iban a gritar, se desmayaban, quedaban afónicas.

Rigo era versátil y con el toque del rey Midas. No había ritmo que se le negara, ya fuera este tropical, ranchera, boleros, rock, baladas y hasta bolero ranchero. “Te tendré que olvidar”, “Mi amiga, mi esposa, mi amante”, “Te quiero dijiste”, “Me quiero casar”, “Amor imposible”, “Canción para una decepción de amor”, fueron algunos de los temas que Rigo hizo famosos. Pero, no fue hasta “La Sirenita” cuando Rigo se convirtió en una ídolo de ídolos total. Esta era una vieja canción que cantaba la mamá de Rigo cuando era pequeño, pero él la transformó a una Cumbia-Rock.

A finales de los ochenta, incluso se le comenzó a comparar con Pedro Infante, quien también fue el ídolo del pueblo y reconocido por su afición a las “chorreadas”. Sin embargo, la carrera de Rigo llegó a un final no anunciado. Rigo desarrolló diabetes, una enfermedad que lo dejó casi ciego y lo retiró de los escenarios. Según los rumores, Rigo se convirtió en el hijo pródigo de Matamoros, se la dedicó despilfarrar su fortuna y a beber. Más nunca regresó a su hogar y tierra: los escenarios y Matamoros, como todo un “rockstar”.

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