Robert Downey Jr.: Un inquieto perfeccionista

By Pablo ScarpelliniNovember 4, 2010Movie Reviews

Due date Still

 
 
Es innegable que Robert Downey Jr. está en la cima, impulsado por el éxito de la saga “Iron Man”, de la que ya está rodando la tercera entrega. Además, ha pasado sus últimos días en Londres con otra secuela, la de las aventuras de Sherlock Holmes después de la buena acogida de público de la primera parte. Este fin de semana estrena su película “Due Date”, una película que lo embarca en un excéntrico viaje con un compañero inusual, encarnado por el actor Zach Galifianiakis.

Entre bromas y rodeado por sus compañeros en un lujoso hotel de Beverly Hills, afirma que lo último que necesita es una tercera saga en el caso de que “Due Date”, consiga también dar en el clavo y arrasar en taquilla. “Mi vida ya es bastante complicada como está”, asegura con gesto excéntrico, ayudado por unos pelos un tanto alborotados y unas visibles ojeras. 
Pero es una posibilidad, especialmente después del éxito rotundo de taquilla de “The Hangover”, una cinta que guarda ciertos paralelismos con esta que se estrena el próximo viernes. Para empezar cuenta con el mismo director, Todd Philipps y con uno de sus actores estelares, el extraño Zach Galifianiakis, que le acompaña en una aventura de carretera con un buen puñado de locuras imprevistas. 
No es la típica historia de la pareja dispareja
“Es una locura de viaje y con un principio básico al mismo tiempo, pero creo que soy muy afortunado de haber podido hacer la película con Zach, de quien no sabía mucho en ese tiempo”, confiesa Downey Jr, nacido en Nueva York hace 45 años y uno de los más cotizados de Hollywood, donde cobra más que nadie, cada película en la que participa genera millones de dólares para los estudios y ha conseguido dejar atrás una crisis con las drogas que para muchos era el final de sus días como actor.
Cuenta que se encontró con Galifianakis en el festival de Venecia y que se le acercó para decirle que iban a hacer una película juntos. “Estuve a punto de pegarle un puñetazo y después me di cuenta de que era Zach”, dice entre risas. 
“Desde entonces hemos recorrido un largo camino”, apunta ya más serio. “Ha sido estupendo trabajar con alguién tan dedicado e inteligente. Es poco común encontrar alguien con tantas cualidades técnicas”. 
Alguien además, que como él, no tuvo reparos a la hora de improvisar unas cuantas líneas para hacer la historia más divertida todavía dentro del disparate que desde un principio propuso Philipps. 
La historia es una ‘road movie’ con todos los sobresaltos posibles por el camino, la historia de un arquitecto y un proyecto de actor que se ven forzados a recorrer el país —desde Atlanta hasta Los Angeles— en un coche alquilado, sin apenas dinero, y con poco tiempo para llegar ante el inmimente nacimiento del hijo de Peter (interpretado por Downey Jr.)
“Lo cierto es que es una historia muy inteligente, pero queríamos forzar los límites y darle a la cinta un trasfondo emocional”, explica el protagonista de “Chances are”. 
 
Due Date Still
 
Deshilando el guión
“Trataba de empezar cada día preguntándome que podía pasar si me ceñía al guión o si lo modificaba un poco para invitar a lo imprevisto en la historia. Y lo bueno es que todos estaban dispuestos a adaptarse a esa situación”. El resultado es una carambola tras otra entre dos tipos opuestos pero llamados a entenderse. Yo soy el perfeccionista que sabe todo lo que hay que saber de cine. Zach es un poco como Rain Man y hace a lo que solo él puede hacer.  Aprendí mucho de trabajar con Zach, con un química real que disfrutamos en cada día de rodaje”. 
“Para Todd Philips, la película de la que más hablamos es ‘Rain Man’, una especie de road movie en la que se basó en parte esta cinta. Me interesa mucho el ver a los personajes a través del director. Siempre siento que estoy intepretando una parte de la personalidad del director, y esto es uno de esos casos. Me hace sentirme orgulloso de ese hecho, que soy un apéndice de la personalidad del director”, afirma Downey. 
Según Philipps, “Robert tiene una mente muy de productor. Es básicamente otro escritor que cuestiona cada escena con el fin de que la película sea mejor. Zach, por otra parte, no es más que una jarrón vacío que sienta hacer lo que le digan”, bromea el director, tratando de extender el ambiente de camaradería que reinó durante el rodaje de la cinta. “En realidad, tuvimos muchas discusiones, algo que me hizo mejor director”.